equipo del Departamento de Arquitectura de la Universidad Técnica Federico Santa María, encabezado por el académico Pedro Serrano, decidió tomar cartas en el asunto y ha estado trabajando en una idea que, de ser bien ejecutada, puede traer importantes resultados. Se trata de la implementación de sanitarios solares secos, es decir, una tecnología que, a diferencia del sistema actual, no utiliza agua como sistema de transporte de nuestra propia contaminación. “Es más, considera nuestras deyecciones como insumo industrial y agrícola interesante, desde la obtención de biogás, hasta los fertilizantes en compost agrícola”, comenta el académico.Así, a partir de esa iniciativa, el plantel ha
desarrollado numerosos talleres al aire libre, usando este modelo de sanitarios de bajo impacto con grupos de estudiantes en zonas remotas. De hecho, la aplicación más importante de la tecnología ha sido en la Estación Polar Parodi de la FACH, realizada en conjunto con el Departamento de Arquitectura USM, como un proyecto ambientalmente sostenible, el cual fue diseñado con unidades sanitarias secas.Las ventajas son varias. Entre ellas, Serrano explica que “las unidades sanitarias secas tienen, donde sea procedente, un sistema solar, que aparte de secar, mejora las posibilidades de pasterizar las deyecciones por separado, tanto orinas como restos sólidos”.Además, afirma que se trata de una tecnología probada con éxito en diferentes países: “la experiencia al respecto abre ventanas a la investigación y desarrollo de nuevos productos, pero lo prioritario ahora es desarrollar e innovar en tecnologías para evitar el uso de agua en el manejo sanitario y reconocer el valor de reciclaje, energía y productos que presenta aquello que antiguamente se consideraba un desecho indeseable”, dice el académico.Por otra parte, establece que el hecho de que Chile esté en una sequía importante hace dos años, es sólo un detalle, comparado con lo difícil que está en el planeta conseguir agua dulce limpia para la creciente población. Ello, pues hace millones de años la cantidad de este recurso en el planeta no varía casi nada: una buena parte es líquida salada; otra muy pequeña (2%) es líquida dulce, que es la más escasa; una parte está disuelta como vapor en la atmósfera y el resto de lo dulce (98%) está congelada en la Antártica, Ártico y glaciares del planeta.
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